Me resultan muy graciosos después de una cesárea y un parto complicado por llamarlo de alguna manera, donde había más personal sanitario que una operación de transplante de órganos múltiple de “Anatomía de Grey”, ver esos vídeos virales, de madres que más que un parto parece un orgasmo.
Partos donde la madre parece que había nacido preparada para ello, sabiendo hacer todo, sin parecer tener miedo, y bueno con expresión de dolor pero no muy convincente.
Yo gracias a dios me topé con mi supermatrona, una mujer con tantos partos en sus manos que como dice ella “ya me puedo jubilar porque he visto de todo”.
En el curso que nos daba sobre el preparto, parto y postparto, no endulzaba nada, pero incluso ella siendo tan clara no nos podía poner en todas las situaciones posibles que se pueden producir en un parto.
Lógicamente nos hablaba de todos los procesos y circunstancias desde el punto de vista sanitario, cómo se desarrollan de manera normal, sin complicaciones, sin factores personales individuales, porque si nos tiene que hablar de cada complicación no nos llegan los meses. Aunque siempre ella nos ponía alguna puntilla de su experiencia personal, como preaviso de que nada de ésto es fácil.
Hay una parte donde se nos daban consejos para pasar la dilatación que se supone que es lo más largo del parto, de la manera lo más confortable posible. Con música relajante, buscar posturas cómodas, incluso una ducha caliente, no un baño sobre todo si has roto aguas, para que las contracciones sean lo más llevable posibles.
Pero la verdad que todavía no he escuchado a ni una sola madre, que me haya contado, “pues mira cuando empezaron las contracciones de parto, me pegué una ducha calentita, me puse un enema para no hacerme caca durante el parto, con Ed Sheeran de fondo mientras mi marido preparaba la maleta por si nos teníamos que ir al hospital, después me vestí y me puse a leer un libro, mientra controlaba las contracciones por tiempo y cuando venía contracciones fuertes me levantaba, respiraba como me habían explicado y se pasaba el dolor” Quizás ésto puedo llegar a escucharlo de una madre en su segundo o tercer parto, si por supuesto no hay ninguna complicación. Pero jamás de una primeriza, porque al más mínimo movimiento raro del niño en la barriga cuando estamos a punto de cumplir nos plantamos en urgencias, y por supuesto si rompemos aguas nos teletransportamos a urgencias.
En el hospital no es que mejore mucho nuestra tranquilidad, sobre todo cuando llegamos diciendo “estoy de parto”, y los profesionales de sanidad, concretamente de maternidad, que como todos en nuestro trabajo llegamos a deshumanizar algunas veces las cosas, como comentaba acertadamente mi “supermatrona”, te dicen sin cambiar el gesto, tranquila no será para tanto.
También los hay que te dan palabras de tranquilidad, que la verdad que son más acertadas
teniendo en cuenta que los padres en ese momento lo que tienen es miedo e incertidumbre.
Nos pasan con una matrona que nos pregunta si hemos roto aguas, y mira nuestra dilatación, técnica un poco incómoda para la madre y que algunos “deshumanizados” la empeoran. También se puede tener suerte y que tu matrona te avise que va a hacer ahora y te mire dándose cuenta tu de nerviosismo y antes de hacerlo te tranquilice con sus palabras y después te explique lo que va a hacer, y así la verdad que todo es más fácil.
Si somos de las madres muy suertudas, “yo nunca lo he sido”, que dilatan como un rayo o que ni se enteran de la dilatación, te pasarán a una sala de parto, donde viene la parte más divertida de la que a continuación hablaremos.
Dime en qué habitación de hospital o sala de partos, vais a poder estar tranquilamente escuchando música, paseando si te dejan pasear, porque en muy pocas situaciones se puede, darte una ducha caliente y pasar un buen rato de dilatacion la que puede llegar alargarse hasta 12 horas y al principio las contracciones son fáciles de llevar pero poco a poco duelen y duelen mucho, hay gente o que tienen un umbral del dolor muy alto, pero para la inmensa mayoría de la humanidad la
dilatación es larga y dolorosa.
Es verdad que hay hospitales que están intentando humanizar lo máximo posible este momento, y ofrecen ciertas facilidades como balones fitness que ayuda mucho al dolor de las contracciones, dejan intimidad a la pareja, no tienen a las madres continuamente enganchadas a un monitor fetal, pero aún así cuando todo se desarrolla como la dilatación de libro, y por supuesto podemos controlar el miedo y el dolor.
Cuando el dolor llega a ser insoportable, nos preguntan si queremos epidural, y os digo la verdad yo quise ser fuerte e incluso lloré porque me sentí débil por plantearme ponerme la epidural, pero os aseguro que no se es mejor madre ni mas valiente por sufrir más dolor, si la epidural nos ayuda a sobrellevarlo, pedirla. Aunque no os hagáis ilusiones algunas veces la epidural llega demasiado pronto o demasiado tarde, o incluso a mí llegó un momento en que no servía para nada, pero claro también mi parto fue muy excepcional, por lo largo que fue.
Y por fin llegan los 10 benditos centímetros, y comienza el parto en sí, que normalmente suelen ser rápidos pero parecerá que te pasas horas empujando para que tu hijo salga de tí. Todos a tu alrededor te dirán respira, empuja, y ante tal estado de tensión y dolor, no lograrás recordar esas maravillosas clases de pujo que te dió tu matrona, y al final empujarás como si estuvieras haciendo una caca gigante en un estreñimiento crónico. Tendrás calor, sed, dolor, cansancio, gritarás mil veces, cosa totalmente normal ya que el dolor de parto es el dolor más agudo que se ha comprobado que existe. Pedirás parar porque no puedes empujar más y te repetirán, venga una mas que ya falta poco, y vendrá una contracción de las que parece que la cadera se sale de tu cuerpo y entonces empujarás sin saber muy bien como hasta que de pronto, sí eso sale en las películas y ocurre de verdad, tu bebé está fuera y llora. Y tú por fin descansas.
Por favor, no os asustéis si no hay una complicación muy grande, todas conseguimos superar las contracciones y los partos, por muy dolorosos que sean, es más como dicen las abuelas, parece que se olvida todo, porque volvemos a repetir. Además la recompensa es sumamente grande. Os puedo asegurar que el ver por primera vez la cara de tu pequeño es de las cosas que jamás podrás olvidar.
El postparto incluso la “recuperación” del parto es cosa de otro post.
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