Mi visión y experiencia sobre crianza, maternidad, educación y muchas más cosas de manera clara y sin censura.

Responde a tu hijo cuando te pregunte, él necesita tus respuestas



Hoy este post no tiene como fundamento una sola situación sino multitud de situaciones que me he encontrado en la escuela y en mi entorno que me han hecho pensar que realmente hay cierto miedo, incertidumbre, reservas para hablar con nuestros hijos de ciertos temas.


Pero quiero destacar la que me parece mas preocupante y alarmante por el cariz que pudo haber tomado si no se toman medidas a tiempo.

Una mañana se me acercan un grupo de niñas de 11 y 12 años, ya de entrada me resultaba un poco extraño porque nunca se me acerca un grupo tan grande para preguntarme cosas, o para decirme que ha pasado algo.  La más valiente de todas me dice "seño, te queremos preguntar una cosa pero nos da vergüenza" mi contestación: "conmigo no tenéis que tener vergüenza, tranquilas ya sabéis que podéis preguntarme lo que sea" prosiguieron: "Fulanito de Tal nos ha dicho que los condones son para follar y nos gustaría saber que son, porque sabemos que Fulanito siempre está diciendo guarrerías"

Tensa situación hasta para mí que no tengo problemas en hablar claro de estas cosas, pero son niñas muchas niñas y quizás algunos padres no estén muy de acuerdo en que yo les explique ciertos temas de sexualidad, porque prefieren hacerlo ellos a su manera. Por tanto, con todo el respeto del mundo les dije que de ese tema prefería que le hablaran sus padres, ya que quizás algunos agradecen que se les explique correctamente, pero quizás otros no estén de acuerdo.   

Y aquí se plantean las cuestiones principales.  ¿Cuántos padres creéis que hablaron con sus hijas y le explicaron correctamente lo que es un "condón"?  ¿Cuántos padres obviaron hablar y dejaron a sus hijas con un concepto erróneo por no abordar el tema? Incluso ¿Cuántas niñas no les preguntaron nada a sus padres por miedo a su reacción?

Sé que muchas veces, no hablamos con nuestros hijos de ciertos temas, porque pensamos que no sabemos cómo hacerlo, no vamos a encontrar las palabras idóneas, lo consideramos un tema tabú para ellos, o simplemente preferimos que se lo expliquen en la escuela.

Pero lo cierto es, que si queremos que nuestros hijos confíen en nosotros, acudan siempre a solucionar sus dudas, nos vean como alguien con quien contar, y por supuesto no nos escondan cosas, debemos demostrarles que les escuchamos, que no escurrimos el bulto y por supuesto que no piensen que nos vamos a enfadar porque nos pregunten sobre algún tema en concreto.

Pensad simplemente, que si nuestros hijos no encuentran las respuestas en las figuras de referencia que son sus padres, no dudéis que las buscarán en otro lado, y sus fuentes pueden ser desde sus iguales, otros adultos en muy pocos casos, y el lugar de información por antonomasia en la actualidad, Internet.

Los temas más problemáticos de tratar con niños y adolescentes, por su dificultad de entendimiento, porque implican sentimientos que quizás a veces nos somos capaces de expresar, son la sexualidad por supuesto, la muerte, las guerras, y todo tipo de violencia física.

Con algunos de estos temas, como la violencia física, las guerras y sobre todo la muerte, nos empeñamos a escondérselos a nuestros hijos, porque creemos que no tienen que sufrir.  Pero la realidad es que deben conocer todas las situaciones buenas o malas que le rodean, para poder aprender a reconocer sus propios sentimientos y emociones, para así poder manejarlos de la mejor manera.

Que tú como padre quieras proteger a tu hijo no dejándole ver una noticia sobre una muerte de un menor, no significa que no vaya a enterarse, seguramente lo hará a través de otros niños ya sean de su edad o más grandes.  Y ¿cómo creeis que le llegará la información a tu hijo? Por supuesto distorsionada, seguramente con muchos juicios de valor y opiniones personales, llegando a exagerarse o incluso a cambiar la información casi por completo.

Esto es como el juego del teléfono, cuando la noticia llegue a tu hijo, no se parecerá ni remotamente a lo que es la realidad.

Además, si eres tú quién se lo explica o le informa, lógicamente tú que conoces a tu hijo, puedes hacerlo de manera pormenorizada para que sea asimilable, puedes trabajar con él las emociones y dejar que exprese las opiniones al respecto.   Y en el caso que, en algún momento se presente una situación similar en su entorno directo, lo hablará con naturalidad con vosotros, expresará sus sentimientos y emociones como le habéis enseñado, y manejará de manera saludable sus emociones.

Pero el tema que más miedo da a todos los padres, y que muy pocos realmente tratan con sus hijos es el de la sexualidad.  Lógicamente, no es un tema para hablar a los niños, si no más bien a los adolescentes.  Pero en el caso que un niño te plantee una duda sobre sexualidad, no podemos asustarnos y montar un drama.  Hay que intentar darle la menor importancia posible, y explicárselo desde el punto de vista de la naturaleza.  Normalmente, cuando preguntan a edades más tempranas por este tema, es porque se lo han contado otros niños o porque lo han visto en las redes, y si vuestra respuesta es solo el drama sin darle un concepto correcto, os aseguro que se quedará con el concepto erróneo que él ha recibido de fuera.

Con respecto a los adolescentes, comienzan a experimentar la sexualidad sobre todo, porque su cuerpo así lo reclama.  Si nos empeñamos en no hablar claro de sexo con ellos, tened por seguro que ellos sabrán buscar su propia información, y por supuesto, a la hora de tomar una decisión en el plano sexual no os consultarán si es correcta o no.

Además, el adolescente está reafirmando su personalidad, y lo prohibido, lo tabú es lo que más le atrae, y por supuesto el decidir por sí mismo es esencial para ellos.   Cuanta más información correcta tengan sobre sexualidad, más correctamente decidirán.  Con ellos no vale el  "eso no lo hagas porque yo lo he dicho".  En cambio si le explicas con claridad todo, sabe que puede elegir, y qué consecuencias tienen sus decisiones, en la mayoría de los casos decidirá correctamente.

Por mi experiencia diaria, los niños sí quieren hablar con los adultos, sí quieren que los adultos le resuelvan sus dudas, sí quieren contar con nosotros, pero necesitan ver que esos mismos adultos quieren conversar con ellos y sobre todo responderles.  


Por eso, responde a tu hijo cuando te pregunte.




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