Mi visión y experiencia sobre crianza, maternidad, educación y muchas más cosas de manera clara y sin censura.

La rabietas, cuando no puedo evitarlas ni tampoco afrontarlas, las sobrellevo con paciencia



En más de una ocasión he observado como en un supermercado, una tienda, un restaurante o en mitad de la calle, unos padres sufrían con vergüenza la rabieta de su hijo.



Lo que realmente les daba vergüenza a estos padres no eran los gritos, los lloros, su niño rodando por el suelo, sino las miradas acusadoras de la gente al ver la situación.  Y no solo las miradas acusadoras, sino que alguna gente incluso se cree con permiso de decir cualquier cosa tipo "Vaya niño mal educado"  "Qué vergüenza" "El niño hace lo que quiere con los padres" "Vaya tela con el niño" y otras expresiones de muy mal gusto que por supuesto no muestran ningún tipo de empatía hacía esos padres que están pasando por un momento complicado, muy difícil de controlar.

Esta situación la he vivido hasta en mis propias carnes, y aunque yo personalmente suelo ser bastante pasota con la opinión de la gente que no conozco, e incluso a veces si es conocida mía.  No puedes evitar sentirte un poco al menos, agobiada cuando te sientes juzgada, por una actitud de tu hijo que no deja de ser algo normal en él, no fruto de falta de educación, sino de una fase propia del desarrollo, que como todas las fases de éste,  puede que se manifieste de manera más llamativa en algunos niños, y este es el caso de las rabietas.

Esas personas, supongo que por desconocimiento, aunque yo lo elevaría más bien a ignorancia, porque opinan de lo que no saben, y se meten donde no les llaman, no entienden que esas situaciones a cierta edad son recurrentes en los niños y en la mayoría de la casos imposibles de evitar, y aún más difíciles de controlar una vez que comienzan.

Pero parece que en esta sociedad que vivimos, vemos "la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro".  Y nos vemos con derecho de opinar sobre todo, y sobre todos, sin pararnos por supuesto a pensar, que hay detrás, porqué ocurre aquello.

En torno a las rabietas hay mucho desconocimiento, quizás porque siempre se les ha relacionado con niños malcriados, mimados, consentidos, pero nada más lejos de la realidad.

Actualmente se habla de "los terribles 2 años".  Alrededor de esta edad, los niños pasan a ser más independientes, se ven como algo distinto a sus padres, y por tanto intentan por todos los medios hacer las cosas por sí mismos aunque aún no estén preparados e intentan conseguir todo lo que quieren.

Además no pueden expresar sentimientos, deseos o necesidades, porque aún sus habilidades lingüísticas son muy básicas.

Se genera en el niño una frustración que desemboca en una rabieta:
  • Primero, por no poder hacer las cosas por sí mismo o no conseguir su objetivo, ya sea porque no está preparado o porque no lo dejamos.
  • Segundo, porque están cansados, incómodos, hambrientos u otra circunstancia concreta, y no entendemos lo que les ocurre, porque no nos lo sabe expresar de manera adecuada y por tanto no actuamos en consecuencia.
Las rabietas, no siempre se traducen en verdaderos espectáculos con un niño gritando, llorando, tirándose por los suelos y pegando, también hay rabietas que son simples quejidos o lloros.

Tampoco todos los niños tienen rabietas con la misma frecuencia, hay algunos que las tienen muy a menudo y otros muy de vez en cuando e incluso hay algunos niños (padres muy afortunados) que no han tenido una rabieta nunca.

He leído cantidad de artículos, que hacen un intento de explicarnos cómo controlar o evitar una rabieta.  Y estoy de acuerdo en las ideas y tácticas que nos ofrecen, pero a la hora de aplicarlas, no son fáciles ni tampoco realmente efectivas, siempre desde mi experiencia y bueno en alguna que otra observación.

Pongo ejemplo para que se entienda.  

Una de las maneras de evitar una rabieta, es no ponerle delante los objetos prohibidos. Pero ahora imaginemos cualquier línea de caja de un supermercado, con todos esos juguetes, chucherías, chocolates, globos y demás.  ¿Cómo evitas que tu hijo te  pida algo? ¿Cómo haces para pasar por ahí sin que los vea?

Quizás en casa, puedas evitar esta situación, pero en cualquier otro sitio, es simplemente imposible controlar ésto, porque la exposición de esas cosas a los ojos de tu hijo no dependen de tí.

Otra idea, es dar pequeñas concesiones a tu hijo, dejarle que tome decisiones siempre que éstas no sean de vital importancia.  Pero no siempre funciona, porque ellos incluso se empeñarán en tomar decisiones que no hay manera de cederles por su importancia, como no ponerse el cinturón, o no irse de cierto sitio hasta que quieran ellos, e irremediablemente, tendremos la rabieta.

Quizás de las que mejor nos pueda funcionar,  y que yo utilicé y utilizo, es observar y conocer a nuestro hijo, y poder reconocer las señales que nos dan pistas de su estado de ánimo, para que no forcemos una situación si está cansado, triste, incómodo, hambriento, etc. que desemboque en una rabieta.

Después tenemos las tácticas para usar una vez que nuestro hijo está en mitad de una rabieta, mantener la calma, ignorar la rabieta, intentar distraerlo con una nueva actividad, si es provocada por un estado de ánimo intentar resolver éste.   Todas son útiles, pueden funcionar en muchos casos, pero las rabietas están rodeadas de muchas otras circunstancias y no solo de las que dependen de tu hijo y de tí, sino del entorno, de la hora, y muchas otras que hacen difícil o imposible llevar a cabo estas recomendaciones o incluso que aún llevándolas a cabo no funcionen en absoluto.

La técnica o más bien cualidad que si funciona siempre y que creo que hay que cultivar desde antes del nacimiento de nuestros hijos porque la vamos a tener que utilizar y mucho es la paciencia.

Ser pacientes, no perder los papeles, no culpar a tu hijo de lo que ocurre, porque él es tan víctima como tú de aquella situación y muchas veces si os ven tranquilos e incluso si los abrazáis, lógicamente si podéis, puede que ésta pase antes.

Por tanto, cuando no puedas evitar, y no puedas controlar la rabieta, usa la paciencia, todas terminan pasando, y sobre todo úsala porque como siempre digo, las rabietas es una fase que pasa, si tenemos paciencia en algún momento, sobre todo cuando crecen y empiezan a expresarse de manera mas elaborada, empiezan a desaparecer.  

No es que nuestros hijos ya no se encuentren las situaciones que le provocaban las rabietas, es que el malestar, enfado, etc. que les provocaba dichas situaciones, lo verbalizan o lo expresan pero de manera menos llamativa.




4 comentarios:

  1. Pues imagina cuando el niño ya es grandecito, pero tiene autismo como el mio, las miradas pasan de juzgar a directamente sentenciar. Pocas personas se paran a pensar que hay detrás de la rabieta de un niño. La paciencia y la empatía es primordial.

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  2. Vaya lo siento mucho, es triste no tristísimo. Pero es así. Muchos ánimos y gracias por el comentario. Besos

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  3. Qué gran post! De esos que necesitamos los papis! Así es, como bien dices hacen falta muchas dosis de paciencia y no bajar nunca la guardia, ser constantes en nuestras decisiones. Mi peque también tuvo rabietas acentuadas en la etapa de entr 2 y 3 años, me montaba cada pollo en la calle! Que es lo que tú dice, es más el tener que aguantar miradas de la gente más que otra preocupación. Tengo que decir que hay gente muy empática también como una señora que me habló en una restaurante al salir en plena rabieta y me dijo que todo pasa y más cosas que ahora no recuerdo, pero una comprensión tan tierna además, la hubieta abrazado, pero en ese momento estaba por colocar en el cochecito a la peque que no sabía lo que quería y por eso me la estaba liando. Un abrazo preciosa!

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  4. Muchas gracias por el comentario. Suerte tuviste, a mí como mucho me han mirado con pena, que es mejor que te miren con prejuicio. Un beso.

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