El otro día en un tweet en teoría de broma sobre el aniversario del avistamiento del cometa Halley, planteé la pregunta, ¿qué cosas pasan tan rápido como este cometa?, y muchas madres muy acertadamente hablaban de como sus hijos se hacen mayores demasiado rápido.
Que la etapa de bebé es una época muchas veces dura, pero que aún así es uno de los momentos cruciales de la vida de nuestros hijos y contienen millones de cosas que nos llenan como en su momento comenté en el post Volvería a ser madre aunque conociera todos los inconvenientes que ello conlleva y muchas veces se nos escapa de las manos sin querer, y quizás por estar demasiado preocupadas nos perdemos logros, gestos, caricias, besos, brazos, intimidad, y muchas otras cosas que no se volverán a repetir jamás.
Pero no sólo la etapa de bebé se pasa en una exhalación, cuando llegan a niños, y son algo más independientes y por supuesto los conocemos mejor y saben comunicarse perfectamente, ahí es cuando todo se acelera, porque aunque todas las edades de los niños tienen sus complicaciones, pero la dependencia no es tan grande y quizás sea algo menos complicado su crianza.
Y cuando nos paramos a mirar a nuestros hijos en esta vida de estrés que casi se nos impone vivir, tenemos a nuestro lado a unos adolescentes, que por desgracia, a estas edades la brecha insalvable que se produce en la relación con ellos, nos impida disfrutarlos y echamos de menos sus etapas anteriores de bebé y niño.
No quiero decir que una vez que se convierten en adolescentes, dejan de ser nuestros hijos, pero si que es verdad, que aunque nos queda por ver muchas circunstancias propias de esta edad y que significan un orgullo para nosotros, ya no habrá tanta intimidad, tanto tiempo de compartir juntos, tantos abrazos, porque ellos quieren comenzar a ser más independientes de nosotros y eso tiene un precio, que es un distanciamiento de nosotros, que a veces duele mucho y da bastante miedo.
Esta situación incluso la vivo en mi trabajo, ya que al trabajar rodeada de niños, he visto pasar a varias generaciones a los que conocí cuando apenas sabían hablar y se hacían algunos aún pipí encima, y cuando quise darme cuenta me despedía de ellos porque comenzaba una nueva etapa en sus vidas. Y notabas como quizás lo que había sido cariño, conversaciones, y otras tantas cosas se convierten en simple cordialidad o incluso en un "si te he visto no me acuerdo". Y te llena de orgullo haber formado parte de sus vidas, pero también quizás te toca un poco el corazón dejar de serlo de manera tan repentina, porque los adultos en su vida ya no somos tan importantes.
Por eso, no quiero robarte más tiempo, porque quiero que lo dediques a abrazar a tus hijos, a jugar con ellos, a perseguirlos, a desesperarte y después querer achucharlos, a verles caerse y también levantarse, y muchísimas cosas más que quizás no pueda enumerar porque pueden llegar a ser infinitas en algunos casos muy personales.
A todas y cada una de las cosas que hacen que tener hijos sea algo especial, porque cuando te haces madre, algo cambia en tu vida, dejas de hacer muchas actividades que antes hacías pero en cambio haces cosas nuevas igual o más satisfactorias. Y aunque no lo creas cuando lleguen tus niños a la adolescencia podrás volver a hacer muchas de esas cosas que hacías antes, porque tendrás más tiempo para tí.
Tus hijos habrán dejado de ser "niños".
Totalmente de acuerdo, tenemos que prestarles mucha atención para disfrutar de cada una de sus etapas de crecimiento, pero no debemos olvidar que nosotros también creemos y que tenemos que prestarnos atención a nosotros mismos. Todos nos hacemos mayores, hay que encontrar el equilibrio entre todo!!! :)
ResponderEliminarEfectivamente, el tiempo pasa rápido para todos, y hay que darle importancia a todo. Gracias por el comentario.
EliminarEs cierto, buena reflexión. A veces estamos tan inmersos en la vorágine diaria que deseamos que pase todo rápido y nos perdemos muchas cosas en el camino. Hay que disfrutar más del momento y de cada etapa de su desarrollo. Un abrazo!
ResponderEliminarDisfrutar de las pequeñas cosas, aún sintiéndonos cansados del duro día. Gracias por el comentario.
EliminarTotalmente de acuerdo, hay que disfrutar al máximo todas las etapas de nuestros hijos porque como dice el dicho "el tiempo no perdona" y si nos perdemos algo no hay marcha atrás. Gracias por estas reflexiones
ResponderEliminarTal cual lo dices Teresa, después no hay marcha atrás. Gracias por el comentario
EliminarTotalmente de acuerdo. El tiempo ya pasa lo suficientemente rápido como para aparcar esos momentos que ya nunca volverán. Yo procuro disfrutar cada instante ya que es el mejor regalo que la vida pudo darme. Aunque eso no quita que tenga mis momentos de debilidad
ResponderEliminarPor supuesto, ser débiles, no siempre estar a la altura nos hace humanos. Gracias por el comentario.
EliminarAsí pienso yo también. Desde mi experiencia, los dos años de mi niño han pasado volando, por lo que intento exprimir cada rato que puedo pasar con él y quiero que salga y juegue. Siento que pasar un día sin estas cosas, es un día perdido.
ResponderEliminarExactamente, un día perdido y un día menos de felicidad juntos.
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